domingo, 26 de junio de 2016

Investigaciones

Los personajes utilizados pertenece a Masashi Kishimoto así cómo todo a Naruto se refiere, la historia me pertenece.
Esta historia la escribo sin fines de lucro única y exclusivamente por mi amor a la lectura y escritura y más que nada para todos ustedes.
Capítulo 9

Investigaciones
¡Kankuro! —me giré para verlo, él estaba en perfecto estado, no tenía ninguna señal de herida, respiré aliviada.
Temari, ya no eres una niña, joder—gruñó y yo hice mala cara. Miré a mi alrededor, eran aproximadamente cinco jinetes que acompañaban a mi hermano, todos con sus armaduras puestas y con espada a la cadera. Torcí la boca—Vámonos.
Me molestaba que me tratara como a una niña cuando yo soy la mayor, por favor, sí que me molesta. Reprimí un gruñido y avanzamos por el bosque. Me aseguré de guardar bien el cofre en el saco que llevaba con la comida de mi yegua. No tardamos mucho en llegar a las caballerizas, desmontamos y fuimos directo al salón del ala este del castillo.
Sakura e Ino se despidieron de mí para ir a sus aposentos para cambiarse, yo en cambio estaba furiosa en cuanto entramos al salón.
Kankuro se fijó frente a mí y cuando estaba a punto de hablar le solté un puñetazo en el estómago.
Que... —escupió—¿Qué carajos, Temari?
Ni se te ocurra—grité—¿Dónde demonios han estado tú y papá? Tienes idea de lo preocupada que estaba ¡No me mires así!
Temari, tranquilízate—se dobló apoyándose en las rodillas—¡No tenías por qué golpearme, carajo!
¡No me grites! ¡Y cuida tu lengua!
No eres tú quien debería decirme eso, que lo aprendí de ti.
Estaba por soltarle otro puñetazo pero él fue más rápido esta vez. Interceptó mi mano y la tomó con fuerza.
Si no te calmas, te juro por lo más valioso que tengo, que te haré dormir como cuando eras niña y comenzabas a comportarte como hombre—me soltó—Sólo mírate, estas hiperventilando. Reconozco mi error al no haberte avisado nada pero ahora estoy aquí.
Kankuro, por favor, ya basta.
Me senté en una de las sillas y apoyé los codos en mis piernas para sostener mi cabeza, en realidad estaba agitada. Respiré profundo cuando noté que mi cuerpo estaba temblando.
Para empezar ¿qué haces vestida así?
De verdad necesitas preguntar algo tan obvio—lancé mi espalda hacia atrás—Ya lo sabes, hacía lo mismo en Suna, tu mismo lo dijiste.
Temari, ya no estás en Suna—lo escuché gruñir—Toma el lugar que debes tomar, estas comprometida con el heredero de estas tierras. ¿Y si te hubiera pasado algo? Demonios Temari, debes ser más prudente.
Quería salir.
Podías muy bien llevar escolta—él caminaba de lado a lado, dejé de mirarlo pues comenzaba a marearme—No sólo te arriesgaste tú, también arriesgaste a las dos doncellas que iban contigo.
No son doncellas, ellas dos son hijas de nobles con rango de marques, son dueñas de tierras de Konoha.
Maldición Temari, peor aún, no puedes ver tu irresponsabilidad.
Estaba asfixiándome aquí dentro Kankuro. El clima ha estado terrible para salir y hoy no fue así y decidí que era una buena oportunidad para salir las tres.
No me interesan tus excusas, son tonterías. Si tanto querías salir los caballeros o la guardia pudo haberlas llevado y cuidado de ustedes.
¿Es que no lo entiendes? —levanté la voz ya cansada—¿ O es que no lo quieres ver? No quiero guardias, ni caballeros, ni al ejército entero cuidando de mí. Estábamos perfectamente bien hasta que llegaste tú.
Mentir no te queda bien, Temari—arqueé una ceja.
¿Disculpa? ¿Me has llamado mentirosa?
No digas que estaban bien, porque no era así.
Y según tú ¿Por qué no estábamos bien? —mi tono fue tosco.
Cuando llegué aquí y solicité verte no te encontraban, ni a ti ni a esas doncellas.
Son hijas de nobles, Kankuro.
Como sea, no estabas—se sentó por fin en uno de los sillones del salón—Cuando vi a Tenten ella se encogió de hombros y enseguida supe dónde demonios estabas—sentía su mirada quemarme la piel, estaba realmente molesto—Te juro que si ella no fuera tu doncella ya le habría dado el castigo que merece por seguirte el juego.
Y yo te juro que si algún día lo haces te arranco las manos.
Cuando salí a buscarte—continuó ignorándome—Llegamos a un claro en el bosque, no fue difícil dar con ustedes, dejaste un buen rastro pero no fue por el que las encontramos. Antes de llegar a donde estaban ustedes—tomó aire y me miró muy serio—Escuchamos un terrible grito surgir del bosque. Te juro por mi vida que era tu voz Temari.
En seguida se puso de pie y me estrechó en un abrazo. Yo en cambio estaba en shock.
Creí que te habían lastimado—se separó de mí y me revisó por todos lados haciéndome sentir incómoda —Fue un grito terrible. Cuando llegamos por fin donde estabas y te vi como si nada hubiera pasado me quede desconcertado. Quiero que me digas dónde demonios estabas y por qué gritaste así.
Kankuro... —mis ojos estaban demasiado abiertos. ¿Grito? ¡Yo no grité! Y tampoco escuché nada.
Fue entonces cuando mi mente comenzó a funcionar a una velocidad desconcertante. Primero el ciervo entrando a las ruinas, la historia, la princesa desaparecida o muerta, yo entrando al castillo, el cuadro, el ciervo guiándome...el diario...Sakura e Ino pálidas, más blancas que la leche, las palabras de Ino.
Mis piernas temblaron, si no fuera porque Kankuro estaba sujetándome fuerte hubiera caído de rodillas.
Yo no... —mi garganta estaba seca—Te juro que yo no fui.
Mira, si no me quieres decir, no lo hagas pero no me mientas.
¡No te miento pedazo de idiota! —gemí—Yo no fui. O dime que cuando me encontraste estaba en estado paranoico como si hubiera estado gritando.
No, no estabas así.
Entonces ¿Por qué no me crees?
Porque era tu voz.
¿Y que si eres tú el que está mintiendo? —contraataqué—yo no escuché ningún grito y tampoco lo emití. Qué tal si es uno de tus cuentos para tratar de asustarme y hacer que no vuelva a salir ¿Qué tal si es eso?
Por favor—me soltó y me quedé de pie mirándolo dar vueltas de nuevo—No inventaría algo tan estúpido como eso. Además tú nunca te asustas. Eres inmune a los sustos, desde que la nana usaba disfraces horribles para asustar a Gaara porque le preocupaba que no hablaba, tú y yo no somos fáciles de asustar, esa mujer nos hizo inmunes.
Pues yo no fui, no escuche nada de eso cuando salí.
No te hare jurar, porque sé que al final no lo harás, pero no vuelvas a salir sola.
Giré la cara molesta y con el ceño fruncido. Odiaba que me ordenara así.
Temari...
Kankuro, por favor—ya estaba cansada de esto.
Temari, no vuelvas a salir sola.
Estoy cansada, iré a descansar y no quiero ser molestada—lo miré a los ojos—Nuestra platica aún no termina, hermanito. Me debes una explicación sobre porque no te comunicaste conmigo en tu ausencia.
Caminé hacia la puerta cuando su voz me hizo detenerme.
Eres un caso perdido—me giré y le sonreí.
Tú y yo sabemos que soy un caso pero sé que, en el fondo, te divierte que así sea—torcí mi sonrisa—Ah, pero hay que aclarar que jamás sería uno perdido o de lo contrario no estaría aquí, hermanito.
Reanude mi camino y lo escuché reír.
Tras salir cerré la puerta, miré hacia todos lados y estando segura de que nadie me veía me recargué contra la puerta y me aferré por no caerme. ¿Qué demonios fue todo eso? Desde que él había mencionado lo que escuchó mi corazón estaba latiendo demasiado fuerte, no estaba asustada pero sí estaba perturbada.
Me mordí el labio y salí disparada hacia la caballeriza para tomar el cofre que guardé en la bolsa para comida. Cuando llegué mi yegua estaba tranquila y pastando. Tomé la bolsa y cerciorándome de que lo que necesitaba estaba ahí fui directo a mi habitación.
...
Dejé el cofre en mi peinador y me miré al espejo, estaba hecha un desastre. Estaba sucia de pies a cabeza, mi cabello estaba revuelto y sudado por el casco que había llevado todo el tiempo.
Apesto a rayos—me solté el cabello y lancé la goma al estuche donde había cientos de ellas.
Fui al baño donde, por suerte, el baño estaba listo. Fue una suerte encontrarme a Tenten y pedirle que lo preparara. Esta vez fui rápida. Limpié mi cuerpo y descansé un poco en el agua.
Ya más relajada salí y me vestí, regresé a mi habitación y tomé el diario que estaba dentro del cofre, me senté en mi sofá y lo miré con atención.
Era pequeño, sus pastas eran color café al parecer de piel, las hojas estaban en color café debido al paso del tiempo y aun así me sorprendía que estuviera en buen estado. Lo acaricié, nunca había visto un diario y cuanto menos un libro tan pequeño y bonito.
Lo abrí pasando las yemas de mis dedos por las gruesas pastas cafés, mis ojos revisaron de índice a pie de página el contenido de la primera hoja, era un diario personal, pasé la portada y comencé a leer una nota que estaba escrita con excelente letra en la segunda hoja:
.
Querida Feng, sé que has estado preocupada por esos sueños extraños que dices tener y no te dejan dormir en paz, he decidido regalarte este pequeño libro en blanco que conseguí en una tienda del pueblo. No te enojes, sé que dirás que he gastado todas mis monedas en un libro que tu podías conseguir sin esfuerzo pero quiero que sepas que lo hice por ti, para que tengas donde descargar esos sueños que no te dejan en paz.
Sé que un simple sirviente como yo no te merece pero me gusta soñar con que algún día y en algún lugar estaremos juntos.
Chen
.
Que nombres tan extraños, pero si no estoy mal este diario pertenece a una doncella de nobleza y quien se lo ha regalado es un sirviente que alguna vez trabajó en ese castillo en ruinas. Necesito leer más para comprenderlo. Estaba pasando la hoja cuando un sonido llamó mi atención, miré a la ventana y vi un halcón llegar a mi ventana. Me levanté y me acerqué a él, era aquel que había enviado ayer con mi mensaje.
El corazón me palpitó rápido cuando abrí la pequeña mochila que llevaba y saqué el sobre. El animal se quedó quieto mientras retiraba el papel, me senté de nuevo con la carta en mis manos y la abrí.
Temari
Esta carta será breve pero contestaré algunas preguntas que me has hecho.
En primera; el motivo por el cual debemos enviar nuestras cartas por vía aérea es porque por tierra es peligroso. Estoy seguro que ahora mismo debes estar al tanto de lo que está sucediendo aquí en el sur y te daré una idea, la palabra peligroso no es nada comparada con lo que estamos pasando aquí. Según los reportes que tenemos día con día está llegando grupos de aproximadamente cien hombres, estamos controlando estas masas sin embargo, estos días, nos están superando en número ya. No quiero preocuparte, estaremos bien. He encontrado la manera de comunicarme con ellos pues no hablan nuestro idioma, al parecer están buscando algo o a alguien, es lo único que sé.
Temari, princesa, los motivos de la seguridad es más que evidente.
Lamentablemente no tengo noticias de tu padre pero de tu hermano Kankuro sí, él estaba en la parte del frente del ejercito de Suna cuando le vi, tiene muy buen control de los soldados y estos son fieles a él, sin embargo nuestra comunicación fue muy poca ya que teníamos demasiadas cosas que atender. En cuento a tu hermano menor, bueno él sabe defenderse demasiado bien, aunque es pequeño se puede notar el gran entrenamiento que ha tenido, puedes estar tranquila por ello. Me ha sido de gran ayuda para la comunicación con estas personas desconocidas.
Estoy al tanto de que mi madre está en una reunión con el Emperador y estoy ansioso por lo que esto conlleva, espero que envíe información o yo mismo regresaré para asegurarme de que todo está bien. Sé que ella está bien, no le pasaría nada con Minato cerca. Pero si no envía un mensaje para mañana emprenderé el regreso.
Sé que estas cumpliendo con tu parte y que yo en cambio no te estoy dando mucha información, mañana enviaré otra misiva para ti pues ahora mismo no tengo tiempo para escribir más detalles en este papel.
Evita salir del castillo, por favor. No sabemos por cual otros puntos puedan llegar éstas personas y ese es otro de los motivos por el cual hay mucha seguridad, no solo en el castillo, también en el pueblo.
Mándame un beso.
Shikamaru.
PD: la carta no quedó tan breve como pensé.
...
Sonreí con lo último que escribió. Tonto.
Miré hacia la ventana, las nubes estaban comenzando a agruparse de nuevo. Bajé la mirada hacia la carta y el diario, los tomé y los guardé. Era hora de buscar información.
...
Entré a la gran habitación y evité soltar un silbido, recuerdo que cuando llegué aquí la reina me guio por todos los lugares del castillo y que ésta habitación había sido de mi interés, era grande e increíblemente espaciosa, en tres de las cuatro paredes había estantes llenos de libros, pergaminos y manuscritos que estaban acomodados en perfecto orden. Comencé buscando libros sobre la historia de Konoha, tomé varios y comencé a leer.
En su mayoría hablaban del crecimiento de la villa, otros de la primera matriarca Nara y los últimos de la historia de conquista y victorias de los antiguos reyes de Konoha, en sí una historia muy interesante pero no lo que yo buscaba.
Nadé entre libros el resto de la tarde y no encontré nada más que un dolor de cabeza.
Me acosté en el piso y miré el techo, tenía hermosos grabados que hacían juego con los candelabros de cristal, si la luz del sol los iluminaba haría la vidriería llenara la habitación con luces de colores en ciertos sectores. Sería algo que me levantaría el ánimo por no haber encontrado nada de lo que buscaba.
Me troné el cuello y me senté.
Si quería información debía volver a ese lugar.
La tarde estaba cayendo y en cuestión de horas la noche estaría llenando de oscuridad cada rincón.
Perfecto.
...
La noche estaba en su máximo esplendor, durante la cena comí muy poco y no le dirigí la palabra a mi hermano, seguía molesta con él y aunque teníamos una charla pendiente no estaba de humor para aguantar un sermón otra vez. Sakura e Ino estaban inusualmente calladas y eso me preocupaba puesto que ellas no eran así. Pensé de nuevo en lo que me dijo Kankuro por la mañana, sobre lo que escuchó ¿Ellas habrán escuchado también? Quizá sí y por eso me gritaron cuando yo estaba dentro de esa habitación.
Definitivamente tengo que volver a ese lugar sin importar cómo. Tengo la corazonada de que tiene algo que ver con lo que está pasando en el sur, o es simplemente que algo ahí atrapó por completo mi atención. No lo sé.
Estuve esperando despierta en la habitación hasta que dio una hora alta de la madrugada. Era el momento. Tomé la ropa que usé por la mañana y me cambié rápido, me sujeté el cabello en una coleta enroscada y esta ocasión usé una máscara negra y sencilla de tela que tenía para cubrir la parte superior de mi rostro.
Salí de mi habitación y caminé sin hacer ruido hacia la caballeriza, tomé a mi yegua y la saqué con cuidado y sin hacer ruido, cuando la preparé caminamos hasta llegar a un sendero de árboles y estando fuera de la vista del castillo la monté y comenzamos a cabalgar a una velocidad moderada, estaba oscuro y esa noche no había luna que nos iluminara, pero por suerte Kankuro no quitó el rastro que había hecho en la mañana.
En menos de veinte minutos ya estaba de nuevo frente a las ruinas, me quité el casco y baje de Lucky y le aseguré en una cerca del lugar, saqué unas cosas del saco: un maletín y una vela con un par de cerillos y caminé hacia las ruinas.
Entré nuevamente por el hoyo en la pared y una vez dentro encendí la vela para que me diera luz por el camino. Avance con cuidado alumbrando en todo momento el piso del lugar, esta vez en lugar de bajar por el montículo de tierra decidí explorar las habitaciones superiores. La primera parecía ser un estudio, la idea me emocionó puesto que si encontraba algo podría tener pista de aquel diario.
Sin embargo no conseguí nada y salí de ahí. Estaba por entrar a la siguiente habitación cuando sentí un escalofrió recorrer mi espalda.
Sentí que alguien me miraba, me giré y contuve el aliento.
Nada...
De acuerdo, estoy sugestionándome, es tarde y no puedo ver bien nada de lo que hay aquí.
Seguí caminando por las habitaciones del piso superior y no encontré nada más que muebles corroídos y pedazos de piedra tirados por todos los lugares.
No había de otra, tenía que bajar por el montículo. Caminé con cuidado hasta llegar y deslizarme esta vez despacio, pues la vela podía apagarse. Caminé entonces por los pasillos del lugar y llegué a lo que parecía ser una gran capilla. El estilo era casi igual al del salón por donde había entrado. Había columnas en las dos paredes laterales que hacían arcos en el techo cuyos grabados eran irreconocibles pues el tiempo y la naturaleza se habían encargado de borrarlos, donde se suponía que debía haber bancas no había más que madera tirada y destrozada reduciéndose a nada más pedazos tirados por todo el lugar. Me acerqué al altar y comencé a buscar algo.
Mi frustración aumentó cuando no encontré nada más que objetos como copas y platillos de plata y bronce.
Regresé de nuevo al montículo y caminé en otra dirección, esta vez el camino era diferente, cada puerta hacia un arco por marco y era un poco confuso reconocer el camino, decidí regresar cuando una puerta en especial llamó mi atención, era la única cerrada. Volví mis pasos, empujé la madera y entré
Era un estudio aún más grande que el primero que visité. La luz de la vela me permitió ver que cerca de mi había un candelabro de mano con velas aun utilizables. No tardé y comencé a encenderlas. Alce el candelabro con la mano y pude ver frente a mí una gran colección de libros.
Mi emoción fue tal que casi me lance sobre ellos. Los revisé uno por uno y me encontré con acontecimientos interesantes. Fui metiendo algunos de ellos en mi maletín y finalmente decidí retirarme, sin embargo cuando estaba por devolver el candelabro algo llamó mi atención.
Sobre una gran vitrina reposaba un gran libro de piel desgastada.
Me acerque con cuidado de no tropezar y lo abrí para leerlo. Mi corazón se paralizó ante lo que leían mis ojos. Era lo que estaba buscando.
Lo tomé y me sentí como una vil ladrona pero en verdad, en mi interior, necesitaba saber sobre este lugar.
Cuando salí mi yegua estaba pastando, metí todo en el saco que había llevado y regresé al castillo.
...
Con el maletín en manos entré con total silencio al palacio, recorrí los pasillos cuidando de no ser vista y finalmente llegué a mi habitación.
Me quité la máscara y comencé a sacar las cosas del maletín. Las acomodé en mi escritorio y fui a darme una ducha rápida para quitarme el sudor y mal olor producto de mi escape nocturno.
Cuando terminé me puse un vestido cómodo y tomé el libro grande del escritorio y me senté en el suelo. Tomé un candelabro de mano y encendí algunas velas, arrastré un sillón pequeño y acomodé el libro grande sobre él.
Saqué los papeles y comencé a leer.
...
Hasta el próximo domingo
Nos leemos
Ky

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