Disclaimer: Naruto no me pertenece, tanto como los personajes utilizados y espacios son propiedad de Masashi Kishimoto
Naturaleza
Se quitó la máscara y con la luz de la luna pude ver su rostro, era una versión del Rey en joven y sin cicatrices. Enmudecí
—Naruto me dijo que eras problemática—se sobó la mejilla—pero no imaginé que demasiado.
—¿Naruto? —tartamudeé—No me diga que...usted es...
—Shikamaru Nara, futuro monarca de Konoha
Me sonrió de medio lado, un gesto que me pareció delicioso.
—Grata bienvenida me has dado—sonrió acentuando la sonrisa de medio lado—Bienvenida, princesa ¿o debo decir, Temari?
Tartamudeé y él se acercó.
—Prefiero sólo decirte Temari, es menos problemático.
Era tan sensual su voz que juro que me perdí en ese instante.
Carraspeé
—Gracias—me giré para tenerlo de frente—. Pero no era necesario que desabrochara mi corsé—gruñí y lancé mi mirada hacia mi costado. Sentía mi cara arder
—Si no lo hubiera hecho—comenzó a caminar hacia la puerta—. Hubieras caído desmayada por falta de aire
—Sólo me falta tener más control, eso es todo—él cerró la puerta y mi nerviosismo aumentó, traté de disimular—. Además, no es la primera vez que esto sucede, he aprendido a contrarrestar la falta de aire.
—¿A sí? —bufó—¿Cómo exactamente? ¿Poniéndote morada?
Apreté los dientes, no sólo se aprovecha de mi además también se burla, ahora verá. Sabaku No Temari es una mujer de armas a tomar. Levanté la mirada asesina que tenía en el rostro y lo miré.
—Escucha, idiota—gruñí—Si crees que soy una damisela en peligro estas muy equivocado—lo tomé del cuello, la parte superior de mi vestido se tambaleo—. Cuida bien tus palabras por qué puedo devolverlas.
—Eso mismo dijo Naruto—comenzó a reír—. No te conozco lo suficiente, pero por tu pesado carácter puedo ver que no eres precisamente "una damisela" eres más problemática que eso.
—Escucha niño—lo solté y comencé a atarme el corsé—. No necesito que me salves.
—Eso puedo verlo—se acercó a mí—. Pero tú no puedes verte la espalda, gírate
Sus últimas palabras me dejaron sin contraataque, inevitablemente pensé en mi madre y me quede estática, él al ver mi negativa ante su petición se limitó a sonreír caminado hacia mi espalda tomo mis manos y las retiro, sentí como apretaba el corsé lo suficiente como para mantenerme recta y respirar.
—Veo que tienes conocimiento para atar un corsé—dije por lo bajo.
—No eres la primera señorita que veo desfallecer por falta de oxígeno—murmuró—Pero eres a la primera a la que desato uno—apretó las tiras del vestido—Naruto es siempre quien casi les arranca el vestido, yo solo trato de ayudar al idiota a reparar el daño. Además en la caballería atamos nudos de vez en cuando para cuando estos se requieran así que no es difícil.
Suspiré, me sentía mucho mejor y más cómoda.
—Gracias—me giré y lo mire a los ojos—. Yo, lamento haber sido tan impertinente hace un momento, aunque no me retracto de llamarlo idiota.
Levanté una ceja y el empezó a reír.
—Escucha princesa—me tomó del mentón—. Trataré, la próxima vez, de no ser tan rudo
De esa distancia pude apreciarlo mejor. Naruto no mentía, él era guapo. Sus ojos eran rasgados, de un color café muy bonito, ni muy oscuro pero no tan claro, pequeños que le daban un aire de inteligencia que sumado a su mirada profunda se podía decir que era una persona que pensaba mucho. Su piel no era tan morena como creí que sería, en si estaba aperlado, puedo atribuirlo a estar muchas horas bajo el sol. Su cabello era negro como la noche, largo y atado en una curiosa coleta en alto. Alto y de hombros anchos bien formados cuyos brazos eran fuertes. Aún tenía su mano en mi mentón y aun así podía sentir la calidez emanando por sobre el guante que llevaba puesto. Con la oscuridad de la habitación no pude verlo con más detalle. Su mirada se encontró con la mía y noté un brillo de burla, al parecer se dio cuenta de mi evaluación pero había algo más, algo más que provocó un escalofrío recorriéndome la espalda. Él también me evaluaba.
Le sonreí de medio lado y aparté la mirada, él también sonrió. Comencé a caminar hacia la salida
—Aun me arde la mejilla, mujer.
Me detuve, giré la cabeza y le sonreí de la manera más cálida que pude.
—Trataré, la próxima vez, de no ser tan ruda.
Salí de ahí y pasé directo al salón donde todos los invitados seguían bailando, me mezcle entre todos y llegué al lado contrario a donde estuve la última vez, la música era cada vez más acompasada y tranquila, las parejas seguían bailando con un ritmo hipnótico dando vueltas y vueltas, muchos reían y otros conversaban. Me concentré en las máscaras. Unas eran blancas, otras rojas, varias en colores plateados y violetas pero ninguna negra como la mía. Me extrañó, el negro es un color común en máscaras al parecer sólo la mía lo era. La música se detuvo y los invitados comenzaron a aplaudirse por tan magnífica interpretación de música y por tan excelso baile.
—Temari, cariño—la voz de mi futura suegra me sacó de trance. La busqué con la mirada—. Por acá cariño, ven acá.
Cuando por fin pude verla caminé hacia ella. No estaba sola, el Rey también la acompañaba, ella portaba un vestido color violeta con demasiadas perlas brillantes adornando su escote, varias tiras que hacían de hombreras y en la parte de la cadera una hermosa y pequeña flor de seda. Su máscara era blanca y como la mía solo cubría los ojos y nariz. Estaba bellísima. Me sonrió y le tomó de la mano.
—Esta hermosa—le dio un codazo al Rey quien estaba mirando hacia la corte—. ¿Verdad que lo está Shikaku?
—Eso no se pregunta mujer—me mordí el labio, sentía mi cara arder pero el gesto entre ellos era fantástico—. No es necesario verla de cerca, se nota desde lejos.
El rey vestía con su traje de gala, un color negro elegante con cientos de medallas adornando el pecho y estrellas en los hombros, su espada colgada a su cadera por su izquierda, lustrosos zapatos negros, su capa no fue requerida para la noche pero sí su corona que reposaba cerca de él.
—Ven cariño, es momento de anunciarte.
Trague saliva, perfecto, van a presentarme ante la corte de Konoha y ante el hombre que hace unos minutos me comía con la mirada. Mordí mi labio y me erguí lo más que pude.
—¡Silencio! —una voz desconocida pero potente acallo el recinto y como por arte de embrujo todos se giraron hacia la dirección del gran trono. —¡Su Majestad Imperial y Real el Rey y la Reina de Konohagakure no Sato!
La sala entera se inclinó ante sus máximas autoridades en un gesto honorifico y ceremonioso. El Rey caminó dos pasos al frente, quitándose la máscara, levantó la mano derecha y todo el mudo se levantó. Sentí la mano de la reina apretar la mía, la miré y le sonreí.
—Les doy la más cordial bienvenida a todos ustedes—su voz mil veces más hermosa y potente que la del voceador anterior, resonó por todo el salón haciendo que las miradas se enaltecieran ante su rey—Con su Majestad la Reina, esta noche, les estamos gratamente agradecidos por asistir a este importante evento—continuó—que como sabrán es en honor a mi futura hija.
Sentí el orgullo corriendo por mis venas, mi padre jamás había hablado así de mí y el rey con tan sólo una simple oración me tenía con el ego y orgullo volando por los cielos. Me estaba presentando como su futura hija y no podía sentirme más honrada.
—Pero antes—habló el rey girándose hacia nosotras. Yoshino se puso de pie—. ¿Dónde está Shikamaru?
Los presentes comenzaron a cuchichear mientras volteaban a todos lados.
—Padre—me estremecí al escuchar su voz—. ¿Me llamabas?
Se encontraba al final del salón recargado en una gran columna cerca de los ventanales. Todos los presentes se giraron e inclinaron ante él formando un pasillo para qué el pasara hacia donde nos encontrábamos. Ahora lo vi con mejor claridad. Vestía como su padre, sólo que tenía menos medallas y estrellas adornando su uniforme, el cual, era ligeramente diferente al de su padre que mientras estaba adornado por una hilera de botones de oro el del príncipe tenía dos hileras de botones dorados haciendo el saco más largo, no traía espada y su caminar era lento pero seguro, había un rastro de pereza en ese apuesto hombre.
Llego donde su padre, se quitó la máscara y se inclinó.
—Hijo mío—lo abrazó—Ve cuanto has crecido.
—No hagas esto, papá—lo escuché gruñir en voz baja—. Sabes lo problemático que es arreglarme el uniforme.
Tomó a su hijo de los hombros y lo hizo subir al trono. Todos los presentes miraban hacia nosotros, la mirada de las damas se concentraba en los dos hombres que estaban ante ellas mientras que las miradas de los caballeros podrían muy bien acabar con nosotras en un parpadeo, Yoshino se puso de pie e imité el gesto.
—Ha llegado el momento de presentarte, cariño
Asentí y tomé demasiado aire.
—Quiero presentarte a ti y a la corte a tu futura esposa—ambos voltearon. El rey extendió su mano ante mí provocando que los invitados voltearan hacia mi presencia. Tomé su mano y me incliné. Me llevo hacia el frente. El príncipe se inclinó ante mí y tomó mi mano.
—Yo lo haré padre—caminamos un poco hacia el frente, el rey se reunió con la reina. Todo estaba en absoluto silencio. Shikamaru me miro—¿estas lista? —murmuró. Le sonreí—Ante todos ustedes respetables presento—me tomó de la cintura y me giro hacia la corte—La heredera del glorioso reino de Sunagakure, su Alteza Real la princesa de Suna Sabaku No Temari, mi futura esposa.
Me erguí y la corte entera se inclinó, por respeto imité a medio el gesto como era debido. Solté todo el aire acumulado y dejé de sentir nervios, vi a mi hermano entre la corte y le sonreí de la misma manera en que él a mi, con orgullo.
—Su alteza—Shikamaru me llamó—¿me concedería un baile?
—Será todo un honor Alteza—Me incliné y caminamos hacia el centro del salón. Los invitados nos abrieron espacio y bajo las atentas miradas detrás de las máscaras la música empezó. Me tomó de la cintura y yo del hombro, enlazamos las manos y comenzó la música, un vals lento, nuestros cuerpos comenzaron a moverse al ritmo de la música, de un lado a otro, marcando un hermoso compás en los movimientos de nuestros pies.
La música comenzó a aumentar y con ello nuestro ritmo, dimos varias vueltas ante los sorprendidos ojos de los invitados, nuestro baile no era uno tradicional, eso lo había notado desde que la música empezó, era diferente, era nuestro, por más extraño que parezca era muy nuestro, giramos varias veces seguidos de la música. Sin dejar de mirarnos era como si nadie más estuviera presente en la habitación. No sé qué demonios está pasándome, no lo conozco y lo quiero conmigo, hay algo en su mirada que no me permite apartarla. Demonios, ni siquiera estoy respirando bien.
Pero me siento segura, por alguna razón me siento segura ante su mirada.
La música termina y ambos nos miramos, hacemos una reverencia ante el otro y entonces los aplausos estallan por toda la enorme habitación trayéndome a la realidad de la que me había perdido por culpa de sus hermosos ojos.
—Sí que ha sido un placer—me dice él tomando mi mano para depositar un suave beso.
—El placer ha sido mío—le sonrío y él da la orden de que la música continúe para los invitados.
—Acompáñame—asiento y le tomo el brazo—quiero hablar algo contigo.
Llegamos a donde sus padres y después de una breve charla me llevo a uno de los pasillos con demasiada sutileza para que nadie nos viera. No me molestaba el hecho de que quisiera ocultarme, realmente yo tampoco quería chismorreos de la corte, era suficientes los que alguna vez tuve en Suna con los del servicio.
Llegamos a un pequeño jardín que colindaba con uno de los fuertes del castillo, a pesar de llevar poco tiempo en el castillo, la reina se había empeñado a llevarme de un lado a otro, de habitación en habitación y creía conocer también todos los jardines, pero este jamás lo había visto.
Había varios árboles que derramaban sus sombras sobre las rosas rojas y blancas que adornaban la jardinera pegada a la pared, y con él también el laurel coronado de bayas. A un costado unos hermosos ventanales de piedra gris enmarcaban el lugar que con la luz de luna le daba un toque místico
—Ven, es por aquí—me tomó de la mano y me arrastró hacia un árbol enorme.
—Oye—me quejé—¿A dónde me llevas?
—Mujer, sólo cállate y sígueme
Bufé y guardé silencio, miré atentamente el gran árbol, detrás de este había una gran plante de enredadera que tenía consigo muchas y diminutas flores. Él me soltó y comenzó a mover la enorme enredadera. Me quedé asombrada cuando vi que era una puerta falsa, él se giró y me sonrió tomando mi mano nuevamente me arrastró hacia la puerta que acababa de ser descubierta.
El paisaje era hermosísimo. Imagínate un anfiteatro inmenso, como sólo la naturaleza puede crear. Una extensa y abierta llanura rodeada por montañas, montañas que tienen sus cimas cubiertas por antiguos bosques de altos árboles. Desde las cumbres bajaban por sus laderas bosquecillos de árboles maderables, en medio de los cuales pude ver había colinas fértiles y cubiertas de una abundante capa de humus—pues no era fácil encontrar roca alguna aunque la buscaran mil hombres—que no ceden en riqueza a los campos más llanos, los prados, floridos y brillantes como tachonados de gemas.
—Dios... —lo miré emocionada—Pero...
—Es mi lugar secreto—suspiró—. Es aquí donde vengo cuando quiero huir de mis padres.
—¿Por qué me has traído aquí?
—Algún día tú también vas a querer huir de ellos
Comenzamos a reír
—Vamos, no son tan malos—me agaché y tomé una planta muy graciosa, pequeña y verde que sólo tenía cuatro hojas, me acerqué a él—¿Qué es esto?
—¿Nunca los habías visto? —me miró dudando.
—¡Por supuesto que no! —recriminé—¡Suna no tiene tanta vegetación, esta flora y fauna sólo Konoha, deberías saberlo!
—No grites, mujer—puso los ojos en blanco
—Dime
—Es un trébol—me miró con sorpresa—Un trébol de cuatro hojas
—¿eso es algo anormal? —me sonrió
—Claro que no.
Me tomó de la mano y me llevó a una banca de piedra caliza. Nos sentamos y me quitó el trébol.
—Verás, los tréboles son plantas de tres hojas muy bellas para la decoración de otras flores aún más bellas, como rosales así como ves ahí—me señalo un conjunto de rosales rosas y blancos—Pero los de cuatro hojas son muy especiales
—Por favor Shikamaru, termina el suspenso.
—Verás, los de cuatro hojas—miró hacia la planta—muchos sabios han discutido que generación del cuarto foliolo está causada por razones genéticas o ambientales. Su rareza sugiere un gen recesivo posible que aparece con baja frecuencia. Alternativamente, los tréboles de cuatro foliolos podían ser causados por mutación somática o un error de desarrollo de causas ambientales. Podrían también ser causados por la interacción de varios genes que se segregan en la planta individual. Es posible que las cuatro explicaciones podrían aplicarse a los casos individuales.
—Vaya, creí que era algo normal.
—No, no lo es—continuó—Y eso no es todo.
—¿Aun hay más?
—Sí, pero eso te lo diré después
—Arrogante.
Me volví a perder en el paisaje, era tan hermoso, todos esos prados llenos de vida. Me puse de pie y comencé a caminar rápido ya iniciando el trote me tomé los pliegues del vestido y comencé a correr
—Oe, oe—lo escuché gritar—¿A dónde vas? ¡Temari!
Solté una carcajada
—¡Corre más rápido, vago perezoso!
—¡Naruto me las va a pagar!
No podía dejar de reírme, me detuve frente a la maravilla de naturaleza que me había hecho correr hasta dejarme sin aliento. El río, navegable, corría a través de los campos, el agua era espumosa y clara, se podían ver, a pesar de la oscuridad y por la bella luz de luna los pequeños peces, sin duda este paisaje desde un altozano no parecería real, es como si estuvieras contemplando no un paisaje real, sino una pintura de excepcional belleza: esa variedad, esa armonía existente en cualquier sitio adonde dirijas la mirada, reanima el espíritu.
Shikamaru me alcanzó y se recargó en un árbol jadeando.
—Oe—gimió—¿Eres una princesa o una guerrera atlética?
—Eres muy lento—me giré y le sonreí—Realmente lento
—¿Cómo has corrido con tanto encima y esos zapatos mortales que usan ustedes las mujeres?
—Secretos de mujeres—me concentré de nuevo en la corriente del río—. En Suna jamás había visto uno de estos, así, naciendo de la nada para en verdecer y dar belleza a un bosque.
Sentí su mirada en mi espalda, me giré pero él ya se acercaba hacia mí, sacó mi máscara y me la puso. Extrañada ante el gesto lo miré y él también se ha puesto la suya.
—Dime algo—tomó mi mentón y se acercó a mí despacio. Mi cara ardía demasiado.
—¿Q...qué?
—¿Te gusta esto? —no paraba de acercarse despacio hacia mi rostro, estábamos a milímetros de tocarnos, sus ojos clavados a los míos—¿Te gusta estar aquí?
—Me gusta
Ante mi respuesta él sonrió de lado y me derretí. Cerré los ojos cuando sentí sus labios pegándose despacio contra los míos. El tiempo se detuvo. Sus labios tanteaban los míos, un gesto que fue delicioso, su cuerpo se pegó al mío y cruce mis brazos por su cuello al tiempo que los suyos se apoderaban de mi cintura. Ahora solo puedo detenerme a pensar en la ansiedad que durante ese beso se acumulaba en mi vientre, en esa sensación de cosquilleo que se fue derramando por mi cuerpo, en como mi mente se subía a una nebulosa donde lo único que sería capaz de percibir es el calor de su cuerpo contra el mío, de cómo la calidez de su respiración quemaba mi boca y de cómo mi alma sonreía nerviosa por el beso que él me estaba dando.
—Bienvenida a Konoha—se separó, sonriéndome se fue separando de mí sin soltarme. Desviamos la mirada hacia el río—y esto no es nada. Aun no te muestro el bosque de mi familia.
—¿Tu familia tiene un bosque?
—El clan Nara no sólo es parte de la corte más escandalosa y pomposa de Konohagakure, también tiene propiedades y la que más me gusta de esas es el bosque Nara—me miró—. Después te llevaré, por ahora debemos irnos—me tomó de la mano y comenzamos a caminar—. Si mi madre no nos ve en la fiesta enviará a Naruto y Lee por nosotros.
—¿Ellos saben de este lugar? —pregunté mientras nos acercábamos al banco y tomaba el trébol
—Claro que no, pero no quiero que nos encuentren en los pasillos—bufó—Naruto es muy malpensado y no quiero que piense así de ti.
—Entiendo—entramos y caminamos por los pasillos, llegamos al gran salón y nos dispusimos a saludar a todos los que se acercaban con nosotros.
La velada transcurrió magnifica, en algún momento de la noche Shikaku me invitó a bailar, conversamos un poco y lo que más llamó mi atención fue su comentario sobre que Shikamaru no dejaba de verme. Bailé con Naruto y con el Duque Minato para finalmente regresar a la pista de baile de mano de mi futuro esposo.
—Estoy cansada—miré a Shikamaru con cansancio.
—Espera—me guio hacia sus padres, noté que les hizo una señal y nos retiramos.
—¿Qué fue eso?
—Cosas de hombres—caminamos en silencio hacia mi habitación. La presencia de Shikamaru era cómoda, no hacía falta hablar entre nosotros, sabía que de momento no era tan necesario, no después de la forma tan estrepitosa en la que nos conocimos. Llegamos a mi habitación y él abrió la puerta haciéndome pasar—. Descansa, mañana será un día largo.
—Eso haré—mi aliento se cortó cuando se acercó de nuevo y me dio un corto beso en los labios.
Me sonrió y se dio la vuelta, levanto la mano para despedirse pero se detuvo.
—Me alegra que hayas sido tú—me miró de reojo—A pesar de lo problemática que eres, sé que no eres una cabeza hueca y eso es lo que necesitaba.
—Cierra la boca, vago.
Lo escuché reír por lo bajo y caminar hasta desaparecer por los pasillos. Esa noche dormí como una idiota sin dejar de sonreír. Mañana regañaría a Tenten por no haber venido conmigo esta noche ¿Dónde se habrá metido?
...
Hola a todos, ya es sábado y aquí el capítulo.
Les prometo que el con el pasar de los capítulos se pondrá mejor, no descarten a Tenten porqué tendrá un papel muy relevante en esta historia.
Espero sus comentarios los cuales me dan aliento para seguir escribiendo.
Love u all
Ky