domingo, 26 de junio de 2016

Investigaciones

Los personajes utilizados pertenece a Masashi Kishimoto así cómo todo a Naruto se refiere, la historia me pertenece.
Esta historia la escribo sin fines de lucro única y exclusivamente por mi amor a la lectura y escritura y más que nada para todos ustedes.
Capítulo 9

Investigaciones
¡Kankuro! —me giré para verlo, él estaba en perfecto estado, no tenía ninguna señal de herida, respiré aliviada.
Temari, ya no eres una niña, joder—gruñó y yo hice mala cara. Miré a mi alrededor, eran aproximadamente cinco jinetes que acompañaban a mi hermano, todos con sus armaduras puestas y con espada a la cadera. Torcí la boca—Vámonos.
Me molestaba que me tratara como a una niña cuando yo soy la mayor, por favor, sí que me molesta. Reprimí un gruñido y avanzamos por el bosque. Me aseguré de guardar bien el cofre en el saco que llevaba con la comida de mi yegua. No tardamos mucho en llegar a las caballerizas, desmontamos y fuimos directo al salón del ala este del castillo.
Sakura e Ino se despidieron de mí para ir a sus aposentos para cambiarse, yo en cambio estaba furiosa en cuanto entramos al salón.
Kankuro se fijó frente a mí y cuando estaba a punto de hablar le solté un puñetazo en el estómago.
Que... —escupió—¿Qué carajos, Temari?
Ni se te ocurra—grité—¿Dónde demonios han estado tú y papá? Tienes idea de lo preocupada que estaba ¡No me mires así!
Temari, tranquilízate—se dobló apoyándose en las rodillas—¡No tenías por qué golpearme, carajo!
¡No me grites! ¡Y cuida tu lengua!
No eres tú quien debería decirme eso, que lo aprendí de ti.
Estaba por soltarle otro puñetazo pero él fue más rápido esta vez. Interceptó mi mano y la tomó con fuerza.
Si no te calmas, te juro por lo más valioso que tengo, que te haré dormir como cuando eras niña y comenzabas a comportarte como hombre—me soltó—Sólo mírate, estas hiperventilando. Reconozco mi error al no haberte avisado nada pero ahora estoy aquí.
Kankuro, por favor, ya basta.
Me senté en una de las sillas y apoyé los codos en mis piernas para sostener mi cabeza, en realidad estaba agitada. Respiré profundo cuando noté que mi cuerpo estaba temblando.
Para empezar ¿qué haces vestida así?
De verdad necesitas preguntar algo tan obvio—lancé mi espalda hacia atrás—Ya lo sabes, hacía lo mismo en Suna, tu mismo lo dijiste.
Temari, ya no estás en Suna—lo escuché gruñir—Toma el lugar que debes tomar, estas comprometida con el heredero de estas tierras. ¿Y si te hubiera pasado algo? Demonios Temari, debes ser más prudente.
Quería salir.
Podías muy bien llevar escolta—él caminaba de lado a lado, dejé de mirarlo pues comenzaba a marearme—No sólo te arriesgaste tú, también arriesgaste a las dos doncellas que iban contigo.
No son doncellas, ellas dos son hijas de nobles con rango de marques, son dueñas de tierras de Konoha.
Maldición Temari, peor aún, no puedes ver tu irresponsabilidad.
Estaba asfixiándome aquí dentro Kankuro. El clima ha estado terrible para salir y hoy no fue así y decidí que era una buena oportunidad para salir las tres.
No me interesan tus excusas, son tonterías. Si tanto querías salir los caballeros o la guardia pudo haberlas llevado y cuidado de ustedes.
¿Es que no lo entiendes? —levanté la voz ya cansada—¿ O es que no lo quieres ver? No quiero guardias, ni caballeros, ni al ejército entero cuidando de mí. Estábamos perfectamente bien hasta que llegaste tú.
Mentir no te queda bien, Temari—arqueé una ceja.
¿Disculpa? ¿Me has llamado mentirosa?
No digas que estaban bien, porque no era así.
Y según tú ¿Por qué no estábamos bien? —mi tono fue tosco.
Cuando llegué aquí y solicité verte no te encontraban, ni a ti ni a esas doncellas.
Son hijas de nobles, Kankuro.
Como sea, no estabas—se sentó por fin en uno de los sillones del salón—Cuando vi a Tenten ella se encogió de hombros y enseguida supe dónde demonios estabas—sentía su mirada quemarme la piel, estaba realmente molesto—Te juro que si ella no fuera tu doncella ya le habría dado el castigo que merece por seguirte el juego.
Y yo te juro que si algún día lo haces te arranco las manos.
Cuando salí a buscarte—continuó ignorándome—Llegamos a un claro en el bosque, no fue difícil dar con ustedes, dejaste un buen rastro pero no fue por el que las encontramos. Antes de llegar a donde estaban ustedes—tomó aire y me miró muy serio—Escuchamos un terrible grito surgir del bosque. Te juro por mi vida que era tu voz Temari.
En seguida se puso de pie y me estrechó en un abrazo. Yo en cambio estaba en shock.
Creí que te habían lastimado—se separó de mí y me revisó por todos lados haciéndome sentir incómoda —Fue un grito terrible. Cuando llegamos por fin donde estabas y te vi como si nada hubiera pasado me quede desconcertado. Quiero que me digas dónde demonios estabas y por qué gritaste así.
Kankuro... —mis ojos estaban demasiado abiertos. ¿Grito? ¡Yo no grité! Y tampoco escuché nada.
Fue entonces cuando mi mente comenzó a funcionar a una velocidad desconcertante. Primero el ciervo entrando a las ruinas, la historia, la princesa desaparecida o muerta, yo entrando al castillo, el cuadro, el ciervo guiándome...el diario...Sakura e Ino pálidas, más blancas que la leche, las palabras de Ino.
Mis piernas temblaron, si no fuera porque Kankuro estaba sujetándome fuerte hubiera caído de rodillas.
Yo no... —mi garganta estaba seca—Te juro que yo no fui.
Mira, si no me quieres decir, no lo hagas pero no me mientas.
¡No te miento pedazo de idiota! —gemí—Yo no fui. O dime que cuando me encontraste estaba en estado paranoico como si hubiera estado gritando.
No, no estabas así.
Entonces ¿Por qué no me crees?
Porque era tu voz.
¿Y que si eres tú el que está mintiendo? —contraataqué—yo no escuché ningún grito y tampoco lo emití. Qué tal si es uno de tus cuentos para tratar de asustarme y hacer que no vuelva a salir ¿Qué tal si es eso?
Por favor—me soltó y me quedé de pie mirándolo dar vueltas de nuevo—No inventaría algo tan estúpido como eso. Además tú nunca te asustas. Eres inmune a los sustos, desde que la nana usaba disfraces horribles para asustar a Gaara porque le preocupaba que no hablaba, tú y yo no somos fáciles de asustar, esa mujer nos hizo inmunes.
Pues yo no fui, no escuche nada de eso cuando salí.
No te hare jurar, porque sé que al final no lo harás, pero no vuelvas a salir sola.
Giré la cara molesta y con el ceño fruncido. Odiaba que me ordenara así.
Temari...
Kankuro, por favor—ya estaba cansada de esto.
Temari, no vuelvas a salir sola.
Estoy cansada, iré a descansar y no quiero ser molestada—lo miré a los ojos—Nuestra platica aún no termina, hermanito. Me debes una explicación sobre porque no te comunicaste conmigo en tu ausencia.
Caminé hacia la puerta cuando su voz me hizo detenerme.
Eres un caso perdido—me giré y le sonreí.
Tú y yo sabemos que soy un caso pero sé que, en el fondo, te divierte que así sea—torcí mi sonrisa—Ah, pero hay que aclarar que jamás sería uno perdido o de lo contrario no estaría aquí, hermanito.
Reanude mi camino y lo escuché reír.
Tras salir cerré la puerta, miré hacia todos lados y estando segura de que nadie me veía me recargué contra la puerta y me aferré por no caerme. ¿Qué demonios fue todo eso? Desde que él había mencionado lo que escuchó mi corazón estaba latiendo demasiado fuerte, no estaba asustada pero sí estaba perturbada.
Me mordí el labio y salí disparada hacia la caballeriza para tomar el cofre que guardé en la bolsa para comida. Cuando llegué mi yegua estaba tranquila y pastando. Tomé la bolsa y cerciorándome de que lo que necesitaba estaba ahí fui directo a mi habitación.
...
Dejé el cofre en mi peinador y me miré al espejo, estaba hecha un desastre. Estaba sucia de pies a cabeza, mi cabello estaba revuelto y sudado por el casco que había llevado todo el tiempo.
Apesto a rayos—me solté el cabello y lancé la goma al estuche donde había cientos de ellas.
Fui al baño donde, por suerte, el baño estaba listo. Fue una suerte encontrarme a Tenten y pedirle que lo preparara. Esta vez fui rápida. Limpié mi cuerpo y descansé un poco en el agua.
Ya más relajada salí y me vestí, regresé a mi habitación y tomé el diario que estaba dentro del cofre, me senté en mi sofá y lo miré con atención.
Era pequeño, sus pastas eran color café al parecer de piel, las hojas estaban en color café debido al paso del tiempo y aun así me sorprendía que estuviera en buen estado. Lo acaricié, nunca había visto un diario y cuanto menos un libro tan pequeño y bonito.
Lo abrí pasando las yemas de mis dedos por las gruesas pastas cafés, mis ojos revisaron de índice a pie de página el contenido de la primera hoja, era un diario personal, pasé la portada y comencé a leer una nota que estaba escrita con excelente letra en la segunda hoja:
.
Querida Feng, sé que has estado preocupada por esos sueños extraños que dices tener y no te dejan dormir en paz, he decidido regalarte este pequeño libro en blanco que conseguí en una tienda del pueblo. No te enojes, sé que dirás que he gastado todas mis monedas en un libro que tu podías conseguir sin esfuerzo pero quiero que sepas que lo hice por ti, para que tengas donde descargar esos sueños que no te dejan en paz.
Sé que un simple sirviente como yo no te merece pero me gusta soñar con que algún día y en algún lugar estaremos juntos.
Chen
.
Que nombres tan extraños, pero si no estoy mal este diario pertenece a una doncella de nobleza y quien se lo ha regalado es un sirviente que alguna vez trabajó en ese castillo en ruinas. Necesito leer más para comprenderlo. Estaba pasando la hoja cuando un sonido llamó mi atención, miré a la ventana y vi un halcón llegar a mi ventana. Me levanté y me acerqué a él, era aquel que había enviado ayer con mi mensaje.
El corazón me palpitó rápido cuando abrí la pequeña mochila que llevaba y saqué el sobre. El animal se quedó quieto mientras retiraba el papel, me senté de nuevo con la carta en mis manos y la abrí.
Temari
Esta carta será breve pero contestaré algunas preguntas que me has hecho.
En primera; el motivo por el cual debemos enviar nuestras cartas por vía aérea es porque por tierra es peligroso. Estoy seguro que ahora mismo debes estar al tanto de lo que está sucediendo aquí en el sur y te daré una idea, la palabra peligroso no es nada comparada con lo que estamos pasando aquí. Según los reportes que tenemos día con día está llegando grupos de aproximadamente cien hombres, estamos controlando estas masas sin embargo, estos días, nos están superando en número ya. No quiero preocuparte, estaremos bien. He encontrado la manera de comunicarme con ellos pues no hablan nuestro idioma, al parecer están buscando algo o a alguien, es lo único que sé.
Temari, princesa, los motivos de la seguridad es más que evidente.
Lamentablemente no tengo noticias de tu padre pero de tu hermano Kankuro sí, él estaba en la parte del frente del ejercito de Suna cuando le vi, tiene muy buen control de los soldados y estos son fieles a él, sin embargo nuestra comunicación fue muy poca ya que teníamos demasiadas cosas que atender. En cuento a tu hermano menor, bueno él sabe defenderse demasiado bien, aunque es pequeño se puede notar el gran entrenamiento que ha tenido, puedes estar tranquila por ello. Me ha sido de gran ayuda para la comunicación con estas personas desconocidas.
Estoy al tanto de que mi madre está en una reunión con el Emperador y estoy ansioso por lo que esto conlleva, espero que envíe información o yo mismo regresaré para asegurarme de que todo está bien. Sé que ella está bien, no le pasaría nada con Minato cerca. Pero si no envía un mensaje para mañana emprenderé el regreso.
Sé que estas cumpliendo con tu parte y que yo en cambio no te estoy dando mucha información, mañana enviaré otra misiva para ti pues ahora mismo no tengo tiempo para escribir más detalles en este papel.
Evita salir del castillo, por favor. No sabemos por cual otros puntos puedan llegar éstas personas y ese es otro de los motivos por el cual hay mucha seguridad, no solo en el castillo, también en el pueblo.
Mándame un beso.
Shikamaru.
PD: la carta no quedó tan breve como pensé.
...
Sonreí con lo último que escribió. Tonto.
Miré hacia la ventana, las nubes estaban comenzando a agruparse de nuevo. Bajé la mirada hacia la carta y el diario, los tomé y los guardé. Era hora de buscar información.
...
Entré a la gran habitación y evité soltar un silbido, recuerdo que cuando llegué aquí la reina me guio por todos los lugares del castillo y que ésta habitación había sido de mi interés, era grande e increíblemente espaciosa, en tres de las cuatro paredes había estantes llenos de libros, pergaminos y manuscritos que estaban acomodados en perfecto orden. Comencé buscando libros sobre la historia de Konoha, tomé varios y comencé a leer.
En su mayoría hablaban del crecimiento de la villa, otros de la primera matriarca Nara y los últimos de la historia de conquista y victorias de los antiguos reyes de Konoha, en sí una historia muy interesante pero no lo que yo buscaba.
Nadé entre libros el resto de la tarde y no encontré nada más que un dolor de cabeza.
Me acosté en el piso y miré el techo, tenía hermosos grabados que hacían juego con los candelabros de cristal, si la luz del sol los iluminaba haría la vidriería llenara la habitación con luces de colores en ciertos sectores. Sería algo que me levantaría el ánimo por no haber encontrado nada de lo que buscaba.
Me troné el cuello y me senté.
Si quería información debía volver a ese lugar.
La tarde estaba cayendo y en cuestión de horas la noche estaría llenando de oscuridad cada rincón.
Perfecto.
...
La noche estaba en su máximo esplendor, durante la cena comí muy poco y no le dirigí la palabra a mi hermano, seguía molesta con él y aunque teníamos una charla pendiente no estaba de humor para aguantar un sermón otra vez. Sakura e Ino estaban inusualmente calladas y eso me preocupaba puesto que ellas no eran así. Pensé de nuevo en lo que me dijo Kankuro por la mañana, sobre lo que escuchó ¿Ellas habrán escuchado también? Quizá sí y por eso me gritaron cuando yo estaba dentro de esa habitación.
Definitivamente tengo que volver a ese lugar sin importar cómo. Tengo la corazonada de que tiene algo que ver con lo que está pasando en el sur, o es simplemente que algo ahí atrapó por completo mi atención. No lo sé.
Estuve esperando despierta en la habitación hasta que dio una hora alta de la madrugada. Era el momento. Tomé la ropa que usé por la mañana y me cambié rápido, me sujeté el cabello en una coleta enroscada y esta ocasión usé una máscara negra y sencilla de tela que tenía para cubrir la parte superior de mi rostro.
Salí de mi habitación y caminé sin hacer ruido hacia la caballeriza, tomé a mi yegua y la saqué con cuidado y sin hacer ruido, cuando la preparé caminamos hasta llegar a un sendero de árboles y estando fuera de la vista del castillo la monté y comenzamos a cabalgar a una velocidad moderada, estaba oscuro y esa noche no había luna que nos iluminara, pero por suerte Kankuro no quitó el rastro que había hecho en la mañana.
En menos de veinte minutos ya estaba de nuevo frente a las ruinas, me quité el casco y baje de Lucky y le aseguré en una cerca del lugar, saqué unas cosas del saco: un maletín y una vela con un par de cerillos y caminé hacia las ruinas.
Entré nuevamente por el hoyo en la pared y una vez dentro encendí la vela para que me diera luz por el camino. Avance con cuidado alumbrando en todo momento el piso del lugar, esta vez en lugar de bajar por el montículo de tierra decidí explorar las habitaciones superiores. La primera parecía ser un estudio, la idea me emocionó puesto que si encontraba algo podría tener pista de aquel diario.
Sin embargo no conseguí nada y salí de ahí. Estaba por entrar a la siguiente habitación cuando sentí un escalofrió recorrer mi espalda.
Sentí que alguien me miraba, me giré y contuve el aliento.
Nada...
De acuerdo, estoy sugestionándome, es tarde y no puedo ver bien nada de lo que hay aquí.
Seguí caminando por las habitaciones del piso superior y no encontré nada más que muebles corroídos y pedazos de piedra tirados por todos los lugares.
No había de otra, tenía que bajar por el montículo. Caminé con cuidado hasta llegar y deslizarme esta vez despacio, pues la vela podía apagarse. Caminé entonces por los pasillos del lugar y llegué a lo que parecía ser una gran capilla. El estilo era casi igual al del salón por donde había entrado. Había columnas en las dos paredes laterales que hacían arcos en el techo cuyos grabados eran irreconocibles pues el tiempo y la naturaleza se habían encargado de borrarlos, donde se suponía que debía haber bancas no había más que madera tirada y destrozada reduciéndose a nada más pedazos tirados por todo el lugar. Me acerqué al altar y comencé a buscar algo.
Mi frustración aumentó cuando no encontré nada más que objetos como copas y platillos de plata y bronce.
Regresé de nuevo al montículo y caminé en otra dirección, esta vez el camino era diferente, cada puerta hacia un arco por marco y era un poco confuso reconocer el camino, decidí regresar cuando una puerta en especial llamó mi atención, era la única cerrada. Volví mis pasos, empujé la madera y entré
Era un estudio aún más grande que el primero que visité. La luz de la vela me permitió ver que cerca de mi había un candelabro de mano con velas aun utilizables. No tardé y comencé a encenderlas. Alce el candelabro con la mano y pude ver frente a mí una gran colección de libros.
Mi emoción fue tal que casi me lance sobre ellos. Los revisé uno por uno y me encontré con acontecimientos interesantes. Fui metiendo algunos de ellos en mi maletín y finalmente decidí retirarme, sin embargo cuando estaba por devolver el candelabro algo llamó mi atención.
Sobre una gran vitrina reposaba un gran libro de piel desgastada.
Me acerque con cuidado de no tropezar y lo abrí para leerlo. Mi corazón se paralizó ante lo que leían mis ojos. Era lo que estaba buscando.
Lo tomé y me sentí como una vil ladrona pero en verdad, en mi interior, necesitaba saber sobre este lugar.
Cuando salí mi yegua estaba pastando, metí todo en el saco que había llevado y regresé al castillo.
...
Con el maletín en manos entré con total silencio al palacio, recorrí los pasillos cuidando de no ser vista y finalmente llegué a mi habitación.
Me quité la máscara y comencé a sacar las cosas del maletín. Las acomodé en mi escritorio y fui a darme una ducha rápida para quitarme el sudor y mal olor producto de mi escape nocturno.
Cuando terminé me puse un vestido cómodo y tomé el libro grande del escritorio y me senté en el suelo. Tomé un candelabro de mano y encendí algunas velas, arrastré un sillón pequeño y acomodé el libro grande sobre él.
Saqué los papeles y comencé a leer.
...
Hasta el próximo domingo
Nos leemos
Ky

domingo, 19 de junio de 2016

Descubrimientos

Los personajes utilizados pertenece a Masashi Kishimoto así cómo todo a Naruto se refiere, la historia me pertenece.
Esta historia la escribo sin fines de lucro única y exclusivamente por mi amor a la lectura y escritura y más que nada para todos ustedes.
Capítulo 8

Descubrimientos

Han pasado sólo tres días desde que el Rey y su hijo se fueron del reino. Las lluvias continuaban sin dar tregua, aunque dando beneficio a los cultivos que las tierras de Konoha tenían por montones. Esta tarde no fue la excepción. La lluvia caía de manera tranquila pero seguida y la oscuridad junto con el viento estaban en cada esquina del castillo, invadiéndolo, haciendo que el ambiente se volviera tétrico y un poco lúgubre. No he podido salir, me la he pasado paseando por el castillo.
La Reina no se encontraba en el castillo, había salido por unos cargos diplomáticos con el Duque Minato y al parecer les llevaría unos días. Dejaron un buen número de soldados custodiando cada puerta y ventana pues la reunión era oficial ya que el Emperador de los Cinco Grandes Reinos citaba a una junta urgente y a falta del Rey acudieron la Reina y su consejero principal. Estaba preocupada pues las tres naciones estábamos en relativa paz.
Estaba caminando por el pasillo, esta tarde iba a encontrarme con Ino y Sakura después de la comida para arreglar varios asuntos. A decir verdad no estaba muy emocionada al respecto, aun no las conocía del todo y no habían ganado mi confianza aunque tampoco eran malas personas, en si eran muy ruidosas pero nada más.
Me detuve cuando llegué a un pasillo con enormes ventanales y me recargue en la baranda. El aire fresco me dio de lleno en la cara, cerré los ojos y disfrute de su frescura y humedad. Recargada como estaba miré hacia abajo, contemplé la vista hacia los jardines laterales. Eché a volar mi imaginación, me vi caminando descalza por los jardines bajo la luz de la luna y el aire fresco moviendo mi cabello, paz, tranquilidad. Era algo que necesitaba pues...seguía sin dormir bien.
Fui a mi habitación y me senté en la silla del escritorio, tomé pluma y papel. Después de pensar un rato sobre lo que iba a escribir tomé aire y dejé que mi mano se encargara.
Shikamaru
Estos últimos días no he podido escribirte pues es natural que aún no llegan a su destino fijo. Recién he tenido la información de donde te encuentras, el Duque Minato ha sido muy atento e incluso me ha dicho que no use la mensajería tradicional pues la carta demoraría en llegar a ti o podría ser filtrada. Me ha dicho que utilice la mensajería aérea pues es más segura.
Exijo respuestas sobre el máximo control de seguridad que se ha implementado estos meses. Espero que tú no me ocultes las cosas como mi familia. No sé qué ha sido de mi padre y mi hermano Kankuro pues ninguno se ha dignado en enviarme una misiva sobre su estado y eso me tiene muy nerviosa y ahora tú estás con mi hermano pequeño. No, no pienses que desconfío de ti, es sólo que el no tener noticias del resto de mi familia me tiene al borde de un estado paranoico. Guardias, vigilantes, no salir de noche a los pasillos, enviar mensajería por vía aérea utilizando los halcones y ahora tengo que informarte algo, motivo principal de este papel, que ha sucedido. Hace dos días llegó por vía terrestre una carta del Emperador de los Cinco Grandes Reinos en la cual llamaba a tu padre y su consejero a una junta urgente en la Cumbre de los Reyes. Al no estar tu padre ni tú ha tenido que ir Su Majestad en persona junto con su consejero, el Duque Minato.
Antes de que te alteres, piensa.
¿Por qué justo ahora llega esa carta? No lo sé.
Shikamaru, por favor, dame las respuestas que necesito. Dime por qué tanto jaleo y sobretodo dime que tú estás bien, que el Rey y mi hermano también lo están. Si sabes algo de mi padre y mi hermano dímelo también.
Sé que tu madre estará bien. Minato la acompaña. Cuando ella regrese le preguntaré quien ha ido representando a Suna. Si ha sido mi padre o no te avisaré para que mi hermano tenga conocimiento.
Te lo repetiré Shikamaru...dime lo que sepas ¿de acuerdo?
Yo estoy cumpliendo mi parte.
Cuídate.
Temari
PD: Laika es un halcón blanco con poco plumaje negro, lo enviaré a él para la próxima carta que te escriba. Es más rápido que cualquier halcón y por su plumaje tiene también buen camuflaje
Pd de Pd: Yo tampoco sé cómo llamarte...
Revisé la carta varias veces antes de sellarla. Cuando terminé, salí de mi habitación, esperé a que la lluvia parara, cosa que sucedió horas después y fui directamente a las caballerizas, ahí estaba mi halcón pero como ya había decidido lo dejaría descansar un poco más. Deposité la carta en otro animal, el halcón era un bello ejemplar café, dejé el mensaje y tal como me había indicado Minato le di la señal con la cual salió volando. Lo vi hasta que lo perdí de vista.
...
Suspiré cuando escuché que un caballero me llamaba. Apresuré mi caminata por los pasillos y llegué al gran salón. Entré y sonreí a las dos señoritas que me esperaban.
Buen día—saludé a las dos y ambas se levantaron de sus lugares.
Princesa, buen día—ambas me saludaron con franco formalismo y yo negué. Las tres reímos.
Por favor, sólo Temari.
De acuerdo—Ino sonrió y las tres tomamos asiento—Tengo que contarles algo.
Yo ya lo sé—la pelirosa interrumpió—. Solo dilo ya, Temari está aquí ahora.
De acuerdo, de acuerdo—tomó aire y se sentó derecha—No son noticias muy buenas que digamos...hay varios rumores sobre varias rebeliones en el sur.
Dime que no tiene nada que ver con la reunión en la Cumbre de los Reyes —pregunté ya metida en el tema.
Lamento decirte que sí—puse mala cara—. Las rebeliones están llevándose a cabo en los límites de los tres reinos de Konohagakure, Sunagakure e Iwagakure. Al parecer un país pequeño que se encuentra ahí ha comenzado con los disturbios que se han salido de control.
Entonces...Shikamaru y su padre están ahí.
—respondió la rubia—Están más cerca de nosotros. Debe ser algo grande para que el mismísimo Rey y su consejero se apersonen ahí.
¿Cómo? —pregunté—¿El Rey y la Reina tienen consejeros independientes?
¡Claro! —contestó Sakura—. Es normal puesto qué en situaciones así cada uno requiere la asistencia de su consejero. Imagina que malestar pasaría la Reina si no tuviera a Minato como su consejero. Hubiese ido con la asistencia de alguien que no es de su confianza entones. El consejero del Rey se ha ido con él.
Desconozco quien es el consejero del Rey—dije y me mordí el labio.
Se llama Kakashi Hatake—Ino tomó un poco de té—Es un hombre tan inteligente como el mismo Rey además de ser él quien dirige el ejército junto con su mano derecha Asuma Sarutobi.
Y fue Asuma quien entrenó al príncipe—terminó Sakura.
Está todo muy bien conectado—dije relacionando las cosas. Ahora entiendo varias cosas.
Nadie sabe quién está orquestando todo esto.
Ino ¿cómo es que sabes sobre esto? —pregunté reaccionando enseguida. ¿Cómo es que ella lo sabía y yo no?
Jejeje, pues...por las tardes me doy una vuelta al pueblo—su piel pálida tomó un tono rosado desde el cuello hasta la frente—. No me malentiendan...No me voy a hacer cosas malas, es que estar encerrada me abruma. Y a veces Sai no me cuenta nada y pues...las mujeres que frecuento reciben cartas de sus esposos que están en el sur y me han contado eso.
¿Sabes lo peligroso que alguien cómo tú ande sin seguridad en el pueblo? —reprendí—Ino, no tienes idea, pueden raptarte, venderte, pedir recompensa...¡No quiero ni pensar! Debes ser más prudente.
Yo tampoco lo sabía, cerda—Sakura la regañó—. Si te llagara a pasar algo la Reina y tu padre estarían devastados...
¡Perdón, perdón! —respondió levantando las manos—Pero en verdad no me gusta estar encerrada. Además he conseguido información. No me harán nada...siempre salgo airosa.
Pero no por eso peligroso... —levanté la ceja y ella se disculpó de nuevo—Ino, en verdad ya no lo hagas, si lo que quieres es información yo la conseguiré.
¿En serio? —ahora ella levantó la ceja—Tú menos que yo puede abandonar el castillo.
No me retes—le dije—. Además, no necesito salir para obtener información.
Bueno ¿ya fue mucho regaño, no? —la rubia hizo un puchero que después cambio por una enorme sonrisa—. Ya sé, mejor te mostraremos los bocetos para tu vestido de novia.
¡Sí, es verdad! —Sakura la secundó y tomó una libreta en la que no había reparado antes—. Aquí lo tenemos...
Por mis adentros recé por tres cosas: la primera, que mi padre estuviera bien y se presentara en la Cumbre, la segunda, que Shikamaru, su padre y mi hermanito estuvieran arreglando las cosas sin problemas y la tercera, que mi vestido no fuera de lo más extravagante...
...
Esa noche fui a mi habitación después de la cena, Ino y Sakura se quedarán a partir de hoy en el castillo, en parte para hacerme compañía y más que nada para mantenerlas a salvo pues sus padres no se encontraban para protegerles. Cenamos, nos despedimos y cada una fue directo a su habitación.
Creo que podré acostumbrarme a ellas, me alegra que estén aquí pues lo he pasado muy bien este día. Son ruidosas pero sin duda me he divertido como nunca. Con Tenten no es así de escandaloso pues ambas somos muy tranquilas pero estar con ellas me hizo ver que necesitaba alguien que me hiciera ver que no todo tenía que ser caras serias y sonrisas discretas.
Me senté en la ventana, mi ahora lugar predilecto, y me perdí en el paisaje. Desde que envié al halcón con mi mensaje no había caído una sola gota de agua y aunque el cielo seguía nublado todo parecía apuntar que mañana no llovería.
Perfecto.
Tengo planeado algo.
Sonreí.
Tocaron la puerta.
¿Sí?
Soy yo Alteza
Pasa, Tenten.
La castaña entró y cerró la puerta detrás de ella. Estaba visiblemente sonrojada. Levanté la ceja y sonreí aún más.
Y dime... —me miró—. ¿Me dirás por qué tienes ese sonrojo?
Él...
¿Él...?
Él...
Puse los ojos en blanco
¡Vamos, Tenten! ¡Dilo ya!
Ha contestado mi carta...
Me levanté y la abracé.
¡Te lo dije! —sonreí y la arrastré al escritorio—Debes escribirle todo cuando puedas. Ya tengo la dirección.
Ya...pero no lo sé.
¡Demonios, Tenten! No lo dudes...te ha contestado ¿qué esperas? —me llevé las manos a la cadera—¿cuándo llegó la carta?
Esta mañana.
¿Puedes decirme por qué vía te llegó? —pregunté de inmediato.
Él me dijo que las vías terrestres no eran seguras ahora—me senté en el sofá de la ventana y ella me imitó—Me lo envió por vía aérea. Su halcón llegó esta mañana.
Entonces te dijo que las vías terrestres no eran seguras.
Sí, me contó varias cosas.
Tenten, ¿podrías contármelas? —ella se sorprendió—. Gaara está con él...y Shikamaru también.
Claro que te lo contaré.
Entonces dime ¿él te ha contado cómo están las cosas allá? —mi tono de voz casi decaía. ¿Era tan tenso el ambiente que incluso para dos amantes estarse secreteando cartas de amor las envían con la máxima seguridad? —Me ha dicho que en este momento hay una rebelión en la zona sur de Konoha, Suna e Iwagakure, justamente en un pequeño país que se encuentra los límites de cada reino.
¿Qué más te ha dicho?
Me ha dicho que no se sabe la causa de la rebelión, y que tanto el príncipe como él sospechan una cosa.
Moví la cabeza para indicarle que continuara. Ella tragó saliva.
Ambos creen que esto se trata de una distracción puesto que los habitantes de ese país son bastante extraños. Pero a su vez sospechan de algo aún más terrible.
Necesito saber más sobre eso, suena muy extraño—tragué saliva—. ¿Qué es lo que sospechan?
Dicen que por más que tratan de no llegar a una Guerra los individuos no entienden, que ellos hablan otro idioma.
¿Qué?
En pocas palabras, ellos hablan otro idioma y tomaron ese país a la fuerza—tomó aire—. No saben qué es lo que quieren y son demasiados y muy violentos. Lo que en un inicio eran mil hombres se multiplicaron por mil más. Llegan más con el pasar de los días...si continua así y no se llega a un arreglo...invadirán las tierras de los tres reinos.
No puede ser... —la miré con ojos desorbitados—¿Cómo es posible que se tenga un increíble número de hombres? Es ridículo. ¡Ni el ejército de los tres grandes reinos es tan basto y grande!
Yo tampoco puedo creerlo, pero no creo que él mienta con algo tan serio.
Tenten.
Dime.
Todo lo que él te diga, dímelo a mí también por favor—suspiré—. Aun no sé nada de Kankuro o de papá y Gaara está allá. Por favor.
Después de todo lo que has hecho por mi ¿crees que te negaría esto? —sonrió—. Te lo diré todo.
Gracias—ambas sonreímos—. ¿Y...cómo van las cosas con él? No me dirás que sólo te contó eso en la carta.
Tenten se sonrojó.
Bueno...me ha contado más sobre él—sonrió estrujándose las manos—. Me ha dicho que pertenece a una familia noble. Son un clan muy fuerte en cuanto a técnicas de batalla y en número de guerreros, son los preferidos del Rey. Me contó que pertenece a la segunda familia del clan. La primera familia está formada por los cabecillas del clan y él al nacer en la segunda familia es simplemente un guerrero que debe proteger a la futura heredera y al reino que sirven.
No entiendo eso de la segunda familia.
Ni yo, aun no me lo explica—me miró—. Es como un príncipe sin corona. Su padre es hermano gemelo del actual líder.
Entonces él tranquilamente puede estar en la línea de sucesión a la cabeza del clan ¿No?
Eso es lo que no sé—torció la boca—. Al parecer no.
Vaya enredo. Los clanes son un caso...
Por cierto—la miré—¿Recuerdas cuando te dije que el día que lo conocí yo había peleado con una costurera?
Sí, me lo dijiste el día que estaba enferma—recordé—Cuando te dije que aquí podías escribir tus cartas.
La costurera era Shiho.
Ah, vaya—levanté la ceja—. Así que era ella.
Sí, lamento demasiado que haya entrado a tu habitación—me miró con tristeza— No debí confiarme de Rin, es muy vulnerable, es una niña aún.
Hablando de ella ¿cómo sigue?
Mejor, aún está en cama pues pescó un resfriado.
No quiero que ocurra lo mismo de nuevo—la miré muy seria—. Es una buena niña, no quiero que se abuse de ella, ni la manipulen.
Ya me haré cargo yo.
Perfecto—la mire algo ansiosa y comencé a reír—¿Qué esperas Tenten? ¡Vamos, empieza a escribirle! Puedo oler tu ansiedad.
Gracias.
Se levantó y se acomodó lista para escribir. Sonreí y volví a mirar por la ventana.
...
¡Te has vuelto loca, Temari! —Ino gritó detrás de mí.
Claro que no ¡Y no grites! —gruñí por lo bajo haciéndole una señal para que no gritara más.
¿De verdad es buena idea? —Sakura se escondió detrás de una columna.
Por supuesto que sí—moví las manos indicándoles que se escondieran detrás de mí—. Será divertido. En Suna lo hacia todo el tiempo.
Espero que tengas razón—Ino se acomodó detrás de mí.
Y ahí estábamos, tres mujeres escondiéndose de los guardias para escabullirse a las caballerizas. Cada una vestida con pantalones y sacos para montar de jinetes muy jóvenes que eran casi de nuestra medida. Estábamos escondidas tras las columnas del pasillo que llevaba a la parte lateral de las caballerizas, con los cascos en las manos y el cabello recogido esperábamos a que el guardia se distrajera. Los minutos pasaban y el imperturbable hombre no se movía. Me armé de paciencia. Se escuchó un grito femenino.
Esa era la señal, Moegi los distraía y nosotras huíamos. Simple.
Levanté la mano.
A mi señal—susurré.
Nuevamente se escuchó un grito seguido de un estruendo. El guardia se sobresaltó y salió corriendo.
—¡Ahora!
Salimos corriendo directamente a la puerta que Tenten tenía abierta para nosotras. Los caballos estaban preparados. Entramos y montamos enseguida.
En cuestión de segundos salíamos cabalgando a toda velocidad hacia el bosque. Solté una carcajada.
Les dije que saldría a la perfección—grité guiando a Lucky por entre los árboles hasta que llegamos a un claro para detener la marcha. Las otras dos estaban asustadas.
No puedo creer que funcionara—Ino se acomodó el cabello revuelto y se ajustó el casco.
Lo que yo no puedo creer es que no tengamos nuestros propios uniformes para montar a caballo—Sakura se acomodó en su caballo—. Son de lo más cómodos.
Ubícate, Sakura—gruñó la rubia—Somos mujeres, nosotras no usamos pantalones.
Pues son muy cómodos.
Es verdad—afirmé—. Y es una suerte que nos encontráramos éstos. Son de nuestra talla—sonreí a las dos—¿Han montado a caballo, no?
Sí, pero son cabalgatas tranquilas—Ino se veía molesta—No la estampida que acabas de organizar.
Cálmate—solté una carcajada—¿O querías estar en el palacio todo el día? —se quedó callada—Yo quiero aprovechar éste día que no está lloviendo y que no hay sol que nos lastime.
Pero... —la rubia seguía molesta.
Te prometo que ya no iremos rápido—levanté la mano—Vamos a cabalgar por el lugar ¿Vale?
Suena bien—sonrió tranquilizándose.
Quiero conocer más de este lugar—comenté guiando a Lucky hacia el sendero—¿Listas?
Ambas asintieron.
Vamos entonces.
Avanzamos tranquilamente por los senderos. Dejé una señal en un árbol como referencia para volver. Para nuestros caballos el paso pausado y tranquilo era muy bueno, aunque sé que encontraremos un río para que beban agua, también contábamos con alimento para ellos. Tenten lo preparó todo. Entonces vimos a lo lejos un ciervo, en su mirada noté un destello, intentamos acercarnos pero el ciervo salió corriendo hasta una zona del bosque. Tomé las riendas de mi yegua dispuesta a seguirlo.
Las tres comenzamos a cabalgar un poco más rápido para darle alcance, cuando lo logramos el ciervo se metió a un edificio abandonado. Me acerqué entonces al lugar. Era un castillo en ruinas. Me bajé de mi yegua y comencé a caminar hacia el lugar.
Oye—Ino me gritó—¿A dónde vas? ¿Qué haces?
Voy a seguirlo.
¡Estás loca! —me giré a verla, Ino ya estaba fastidiándome con tantos gritos—¿No sabes qué es ese lugar?
No, no lo sé—me detuve y volví a verla—¿Qué tiene de malo? ¿Por qué no vienen a explorar?
No puedo creer que lo hayamos encontrado... —Sakura miraba con la boca abierta el edificio.
¿Pueden explicarme de una buena vez? —gruñí cruzándome de brazos.
Hace mucho tiempo—comenzó la rubia el relato—. Existió un fuerte y poderoso clan, mucho antes de que la mismísima monarquía fuera quien dominara. Se dice que ese clan era experto en armas y creaba una tras otra, parecía que su reinado no tendría fin hasta que otro clan enemigo atacó. Dicen que nadie sobrevivió aquella noche. La llamaron la noche de los ríos rojos pues al centro del castillo nació un río con la sangre de los guerreros y mujeres que corrieron a resguardarse al castillo.
También cuenta la leyenda que la noche de la masacre la princesa heredera a la cabecilla del clan fue secuestrada.
Otros dicen que logró escapar—continuó Ino—. Pero según la leyenda nadie logró sobrevivir. Se dice que las noches de luna llena se puede ver cómo desde la fuente del centro corre el agua roja de aquella noche... —ambas se estremecieron.
Vaya...es una buena historia—suspiré. Las miré—. Saben que de todas formas iré ahí dentro ¿verdad?
¿En serio? —Sakura me miró con los ojos desorbitados—¿Después de lo que te hemos dicho?
Temari, ¿estas bromeando, verdad? —Ino se puso pálida.
No tardaré—me giré e ignoré los gritos de ambas.
Caminé directamente hacia una pared que hacia una pequeña puerta hacia el interior. Solo poner un pie dentro me dejó atónita. Era un edificio enorme, me acerqué a lo que parecía ser un borde y contemplé. Estaba parada en lo que parecía ser la segunda planta, caminé con cuidado por la orilla y busque la forma para bajar y la encontré gracias a un gigante montículo de tierra del cual nacían yerbas y maleza. Me deslicé y agradecí por llevar pantalones que me daban demasiada libertad.
Miré hacia arriba.
Es increíble.
Las columnas destacaban por ambos flancos del salón en el que estaba, un enorme ventanal hacía de traga luz, iluminaba gran parte del ala superior e inferior. Miré hacia arriba. El techo tenía unos espectaculares acabados que terminaban conectándose con las columnas. Caminé hacia delante cuando salpiqué mi pie, baje la mirada...era el río que antes me habían mencionado las chicas.
Me recorrió un escalofrío.
Comencé a retroceder y choqué contra un muro frio que crujió ante mi contacto. Levanté la mirada de nuevo y me topé con un gran retrato en el cual pude apreciar se trataba de una mujer sin embargo estaba tan dañado que sólo pude apreciar bien parte del vestido. Me acerqué con la intención de ver un poco más cuando un ruido me sobresaltó. Me giré rápidamente y vi al ciervo que estaba persiguiendo momentos antes.
Se acercó a mí haciéndome retroceder. Su pelaje café era hermoso y su mirada profunda y negra. En ese momento mi corazón comenzó a latir rápidamente. El animal levantó su cabeza y se giró dándome la espalda comenzó a caminar. Me quedé de pie mirándolo y se detuvo.
Comencé a seguirlo.
Me llevó por varios salones y pude apreciar desde armas hasta cientos de armaduras antiguas tiradas por doquier. Eran extraño, como si viajara en el tiempo. Las armaduras eran de hierro con extraños grabados y en el pecho un dragón destacaba aun por la corroída armadura metálica. Armas de lo más rudimentarias.
El animal parecía ser un guía inesperado que me llevó por varios lugares. Llegamos después a lo que parecía ser una habitación femenina. La cama estaba roída, las telas acabadas y el sitio en si a punto de caer. Había varios muebles y en su mayoría estaban negros por la suciedad. Me acerqué entonces a lo que alguna vez fue un hermoso escritorio y noté que en él había un pequeño cofre.
Lo abrí.
En su interior había un pequeño diario en perfecto estado lo cual, si se usa la lógica, era imposible pues el lugar tenía pinta de estar abandonado desde hacía siglos. Dudé sobre abrirlo o no. Me dio un sentimiento de culpabilidad.
¡TEMARI!
El grito de mi nombre me sobresaltó. Pegué un pequeño brinco y miré hacia los lados en busca del ciervo.
Ya no estaba.
Un nuevo escalofrío me recorrió el espinazo.
Escucha ¿no te molesta si tomo tu diario? —hablé ¿Pero qué estoy haciendo? —Espero que no.
Lo guardé en el cofre y salí de ahí.
Regresé por donde recordaba y por fin llegué al salón por donde había entrado. Escuché que gritaban mi nombre de nuevo. Corrí y subí el montículo de tierra y esta vez noté que el rio que hacia unos minutos había visto ya no estaba. Apreté los dientes y llegué hacia la abertura en la pared por la que entré.
Sakura e Ino estaban increíblemente pálidas y los caballos no estaban.
¿Qué les pasó?
Temari...
¿Dónde están los caballos?
Temari... —las dos se miraron y se pusieron aún más pálidas.
—¡HABLEN YA!
Llevamos a los caballos a un claro que encontramos unos kilómetros hacia el este, había un riachuelo y los dejamos ahí...
¡Por qué demonios dejaron los caballos solos!
Comenzamos a correr en dirección del claro. Cuando llegamos los tres seguían ahí.
Temari... —miré a Ino, quien al igual que yo estaba apoyando sus manos en las rodillas jadeando aire°
Dime—tragué aire.
Cuando estuviste adentro—se enderezó. Sakura estaba sentada en el pasto—¿Viste o escuchaste algo?
No, pero el ciervo me llevó por algunos lugares, después desapareció.
¿Qué? —Sakura se acercó a nosotras—¿Qué dices del ciervo?
Que me llevó por varios lugares del castillo.
Temari, no, nada.
Estaba por replicar cuando escuchamos unos gritos. Corrimos y montamos los caballos y justo cuando emprendíamos la huida los guaridas del palacio aparecieron.
—Maldición, Temari—me congelé—¿Pretendes seguir con tus travesuras aquí en Konoha?
Me giré y mi corazón latió con felicidad desbordante
¡Kankuro!
...

Hoy sí que me tardé en publicar...
Nos leemos el próximo sábado
Ky
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